La Primera y Segunda Guerra Mundial y la Gran Mentira

Siempre que estalla una guerra en algún lugar de este planeta, se llama a los soldados y se les obliga a ir a la guerra. Pero, ¿por qué deben ir los hombres a la guerra? Ellos no empezaron la guerra.

The people, in general, can never start a war. It is always the elites who argue and then start a war. That is why millions of men die in wars. Dying for perverse elites is foolish!

La gente común nunca es la causa de la guerra. La causa siempre comienza con las élites que se mienten y se roban entre sí.

Luego, el gobierno recluta soldados y alimenta una guerra, siempre con mentiras perversas. Estrictamente hablando, los soldados deberían, como máximo, proteger su país internamente, pero nunca permitir que los arrastren a la guerra.

El problema fundamental es que, tras cada guerra, se exige a la población que asuma el costo de los daños, cuando en realidad son las élites las que se infligen daño mutuamente, provocan a otras élites o se roban entre ellas. Existe una evidente falta de reglas globales que sean permanentemente monitoreadas y negociadas para garantizar un equilibrio. Es fundamental ser humano y tener espíritu.

To be human with spirit. From today onwards, soldiers will never go to war again to die, to be killed, and to kill other people. The elites must learn to handle their conflicts at the table and develop solutions, depending on the type of conflict, even if it takes 100 years.

The elites must either die out, or they must learn how to solve the big global problems together. Thus, no soldier needs to go to war, but instead, they should help shape how global conflicts are solved at the table, even if it takes many years for certain issues to be definitively resolved. The pie must be recombined and rationally regulated in global balance.

Las finanzas mundiales pertenecen a la población y a toda la humanidad. Nunca más debería un grupo de individuos extremadamente ricos acumular miles de millones de dólares con el objetivo de engañar, ni por megalomanía o ego manía. La riqueza de los poderosos debe ser redistribuida o, al menos, utilizada y gestionada de manera transparente y global en beneficio de toda la humanidad. Todos los logros deben ser merecidos. Los bancos centrales son ladrones. No existe nada gratis en el camino hacia el éxito y el desarrollo; siempre se requiere también de evolución y realización interior.

De el Mensajero. Marbella, Dr. Eduard Schellhammer.

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