El lento despertar hacia la necesidad del crecimiento personal holístico y el aprendizaje por el placer de aprender.
La educación siempre ha sido una piedra angular del progreso humano y siempre debería tener como objetivo capacitar a la humanidad a todos los niveles: existencial, moral, mental, físico, medioambiental, social y espiritual. Sin embargo, su trayectoria ha sido moldeada y a veces deformada por diversas estructuras de poder. La educación ha cambiado y está en un proceso de evolución constante. Estos cambios van desde su monopolización por la iglesia hasta su transformación durante la Revolución Industrial. Es hora de un nuevo amanecer en la educación que fomente la verdadera ilustración y el desarrollo holístico, no sólo para el crecimiento económico.
Educación para la élite
Históricamente, la educación ha estado al servicio del crecimiento intelectual y moral de la humanidad. Las civilizaciones antiguas, como Grecia, Mesopotamia y Roma, valoraban la educación como medio de cultivar ciudadanos informados y virtuosos. Sin embargo, durante la Edad Media, la Iglesia se convirtió en la conservadora clave del conocimiento, lo que significaba que se difundía selectivamente a aquellos que podían influir en el curso de la historia, restringiéndolo al clero y a la élite y ocultando la educación al público. Esta exclusividad y monopolización preservaba la jerarquía social y reforzaba la autoridad de la Iglesia, garantizaba que la educación sirviera a los intereses eclesiásticos, mantenía el control sobre los poderosos y perpetuaba su influencia. Al limitar el acceso a la educación, la Iglesia suprimía de hecho la libertad intelectual y la innovación, garantizando que sólo unos pocos privilegiados pudieran desafiar o remodelar las normas sociales.
Educación para la mano de obra
Con el comienzo de la Revolución Industrial se produjo un importante cambio en la educación. A medida que las industrias se expandían, surgió una necesidad urgente de mano de obra cualificada y alfabetizada. Los magnates de la industria, reconociendo los beneficios económicos de una población instruida, impulsaron reformas educativas. Los gobiernos implantaron la educación obligatoria, transformándola en una herramienta para producir trabajadores eficientes. Este cambio tenía menos que ver con la ilustración y más con la utilidad económica, preparando a los individuos para satisfacer las demandas de la sociedad industrial.
El aumento del nivel de vida
Después de esto, el nivel de vida mejoró gradualmente a medida que aumentaban los salarios. La gente quería aprender más para ganar más. Así, vimos que una vez que sólo unos pocos elegidos podían asistir a la universidad, se convirtió en la norma y se esperaba que los individuos asistieran a la universidad. La educación era gratuita y todo lo que necesitabas era aprobar los exámenes estandarizados que mostraban tu inteligencia supuestamente estandarizada, se te abrían las puertas de la educación. Sin embargo, ahora los gobiernos sacan provecho de esta necesidad y la enseñanza superior se está convirtiendo en un gran negocio. Una vez más, vemos que está surgiendo una división entre los que tienen y los que no tienen, la élite puede permitirse asistir a escuelas prestigiosas donde se ofrece educación de vanguardia y las clases bajas y medias se ven reducidas a la educación estandarizada que les prepara para la cinta de correr de la vida. La historia se repite y la población está siendo controlada por quienes detentan el poder.
La influencia de la tecnología
Los avances tecnológicos llevaron a la reducción de la necesidad de trabajo manual, lo que supuso un aumento del tiempo libre para los sectores de la población, mientras que para otros significó salarios mínimos o desempleo. Para los que disponen de más tiempo, la información difundida a través de las redes sociales ha provocado cambios en los valores de la sociedad. Aún se desconocen los efectos a largo plazo de estos cambios en una sociedad incapaz de discernir la verdad de la desinformación. Las generaciones que crecen ahora bombardeadas por una plétora de vídeos e imágenes de todo tipo están intoxicadas por un subidón tecnológico y son adictas a la aceptación social. Se trata de una adicción que se autoperpetúa. Como oí decir a alguien una vez, la sociedad tiene una idea completamente equivocada de lo que causa la adicción. La adicción no está causada por enganches o predisposiciones químicas, sino por una falta de conexión con los demás o de felicidad y realización holísticas.
¿Cuántos de ustedes han visto a un grupo de adolescentes o incluso de adultos sentados juntos y pegados a sus teléfonos desplazándose y enviando mensajes de texto a los demás? Estamos perdiendo nuestra capacidad de conectar con los demás y creando esta adición autoperpetuadora a la conexión digital de las redes sociales que, irónicamente, aumenta nuestros sentimientos de desconexión. Además, lo más probable es que el contenido que se convierte en viral no sea en absoluto instructivo ni fomente nuestro crecimiento personal, sino que se trate simplemente de estafas o pérdidas de tiempo.
Es más, los efectos del sesgo de confirmación se observan en todos los algoritmos de los motores de búsqueda, lo que lleva a las personas a adoptar opiniones cada vez más arraigadas y extremistas y les provoca disidencia cognitiva cuando encuentran información que no respalda sus opiniones y creencias preconcebidas.
Plataformas como Facebook, Twitter e Instagram han democratizado la información, permitiendo a los individuos compartir ideas y desafiar las normas establecidas. Sin embargo, aunque pueden empoderar e informar, también pueden utilizarse para difundir información errónea y manipular la opinión pública. Los gobiernos y las entidades poderosas explotan las redes sociales para mantener el control sobre la población, utilizando noticias falsas y propaganda para influir en las creencias y los comportamientos.
Aprender por aprender
Dicho esto, estos cambios en la sociedad, el empleo y el tiempo libre dedicado a las redes sociales han contribuido a un lento despertar. La gente está empezando a cuestionar la narrativa tradicional de la vida como una mera búsqueda de trabajo y riqueza. Hay un pequeño sector de personas que ahora creen que la educación y el aprendizaje permanente es algo que debemos buscar y la idea de aprender por el placer de adquirir sabiduría y crecimiento personal está empezando a arraigar de nuevo.
La historia demuestra que las sociedades florecen cuando se persigue el aprendizaje por sí mismo. La Edad de Oro de Atenas, los logros intelectuales de la Biblioteca de Alejandría y los avances filosóficos de la Antigua Grecia ilustran el profundo impacto de la educación impulsada por la curiosidad y el placer de descubrir. Estos periodos produjeron avances significativos en la filosofía, la ciencia y las artes, poniendo de relieve el valor de la ilustración.
Dados estos cambios, el modelo educativo actual está anticuado. A pesar de las pretensiones de los gobiernos de reformar la educación en beneficio de toda la sociedad, la verdadera educación holística que fomenta el pensamiento crítico y el crecimiento individual amenaza las estructuras de poder establecidas. Un sistema educativo verdaderamente transformador debe surgir de movimientos de base y no de mandatos de arriba abajo.
Una educación holística hace hincapié en la interconexión de todos los aspectos del aprendizaje. Anima a las personas a explorar diversas áreas de estudio, integrar conocimientos y desarrollar su capacidad de pensar críticamente sobre ideas abstractas. Se trata de una educación que fomenta verdaderamente la creatividad, la empatía y la comprensión ética, y que preparará a las personas para afrontar los retos globales cada vez más complejos a los que nos enfrentamos hoy en día. Promueve la autoalimentación y la evolución positiva, fomentando una sociedad que valora las conexiones humanas y el liderazgo ético.
Conclusión
Los acontecimientos históricos en torno a la educación demuestran la necesidad del gobierno de contar con una población educada pero maleable y sumisa. Este nuevo modelo no emanará del gobierno ni de los círculos de élite, sino de los movimientos de base y de las iniciativas comunitarias. Al rendir cuentas de nuestros actos y responsabilizarnos del efecto que tenemos en quienes nos rodean y en nuestro entorno inmediato, podemos y debemos elegir alimentar nuestras vidas de forma holística desde dentro, con una educación que priorice los valores humanos sobre los imperativos económicos. Es fundamental que elijamos activamente nutrirnos para evolucionar positivamente de forma global.
El verdadero progreso no está impulsado únicamente por la riqueza o el poder, sino por las conexiones que forjamos y los legados que dejamos. La educación debe inspirar a las personas para que contribuyan positivamente a la sociedad, fomentando el sentido de la responsabilidad y la interconexión. Dando ejemplos de compasión, integridad e innovación, podemos crear un efecto dominó que transforme el mundo.
La trayectoria histórica de la educación muestra su potencial tanto de ilustración como de control. Tenemos que tomar una decisión crucial. Debemos optar por defender un nuevo amanecer y una definición totalmente nueva de la educación. Esta visión transformadora capacitará a los individuos con un aprendizaje holístico, permitiéndoles llevar una vida plena y contribuir a una sociedad justa y equitativa. Al aceptar esta visión, nos aseguramos de que la educación vuelva a servir al verdadero propósito de hacer avanzar a la humanidad.
La exigencia de una reforma educativa refleja un sentimiento creciente entre la población mundial. Los estudios muestran que, a medida que cambian los tipos de empleo disponibles, el estilo de vida del nómada digital es cada vez más popular. La gente quiere trabajar para vivir y no vivir para trabajar como siempre ha hecho. Sin embargo, ahora podemos valorar cada vez más el crecimiento personal, la salud mental y las conexiones significativas por encima de la riqueza material. Estas tendencias indican un deseo colectivo de un sistema educativo que fomente el desarrollo holístico y prepare a las personas para las complejidades de una vida moderna que cambia rápidamente. ¡No te quedes fuera!